No decimos que estudiar esté mal, al contrario. Un autodidacta estudia más que la mayoría. Únicamente que el autodidacta decide seguir su propio camino.
Por suerte cada vez es más común ver cómo las nuevas generaciones buscan en primera instancia aquello que les apasiona, un propósito que les mueva. Con ello, surgen nuevos modos de «ganarse la vida«, en muchos casos emprendiendo y aprendiendo sobre la marcha, creciendo con cada paso, lo cual no deja indiferente (incluso a veces molesta) a quienes tienen arraigado aún una cultura del pasado más tradicional.
Si bien para emprender puedes estudiar ciertas carreras base, por lo general, el 90% de lo que terminarás aprendiendo lo harás en el día a día, leyendo libros, haciendo cursos puntuales de un tema específico que quieras dominar, con mentores (físicos o virtuales), investigando, etc.
Esto es por dos motivos fundamentales:
- Al emprender tienes que aprender de demasiadas cosas y si esperas a «saberlo todo» para empezar, nunca empezarás.
- En un mundo en el que todo avanza y cambia muy rápido, si quieres destacar tendrás que estar en permanente actualización de conocimientos.
A pesar que ser autodidacta exige de mucha determinación y compromiso, existe aún cierto estigma social sobre todo con las personas más tradicionales, para las cuales es necesario cursar estudios universitarios para alcanzar el verdadero éxito, pero ¿sabías que grandes magnates de la historia abandonaron sus estudios tradicionales para poder perseguir sus sueños? Tal es el caso de Steve Jobs, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Richard Branson, Henry Ford y muchísimos más. No decimos que estudiar esté mal, al contrario. Un autodidacta estudia más que la mayoría. Únicamente que el autodidacta decide seguir su propio camino.
Y ahora si, vamos con esas cosas que a los emprendedores autodidactas nos molesta:
1. Encontrarte con viejos amigos y que no entiendan que decidiste crear un emprendimiento
Esta es típica: te encuentras caminando por la calle y te encuentras con unos viejos amigos que tenías mucho tiempo sin ver. Ellos se te acercan y te preguntan «¡Oye! Tanto tiempo sin vernos, ¿qué es de tu vida? ¿te graduaste?», a lo que respondes con una sonrisa porque sabes los ojos que te van a poner: «¡Todo muy bien! Decidí dejar los estudios en el quinto semestre porque me di cuenta que no tenía madera para psicólogo, ¿pero recuerdan que siempre me ha gustado cocinar? He estado adentrándome en el mundo gastronómico y estoy viendo el modo de abrir mi primer restaurante».
Lamentablemente, en algunas mentes retrógradas lo más probable es que se hayan desconectado en el momento en el que dijiste que dejaste los estudios y comenzaron a pensar que seguro lo hiciste por perezoso. Como emprendedor ya debes estar acostumbrado a este tipo de reacción, lo cual es extraño porque sólo el que ha estado de este lado sabe todo lo que se trabaja realmente, pero vamos, se siente muy gratificante saber que te quedas despierto hasta tarde por hacer realidad tus metas y no por cumplir las de otros.
2. La frustración de no lograr entender algo que estás estudiando por tu propia cuenta
No se entiende cómo a veces se menosprecia a los autodidactas si más bien deberían ser admirados porque les toca aprender cosas sin ayuda de nadie. Cuando se está en la Universidad, cualquier duda será atendida por el profesor especialista en la cátedra, pero cuando estás aprendiendo solo por tus propios medios desde tu casa mediante el Internet o los libros, tener dudas llega a ser algo realmente desesperante.
Buscar y buscar en Google y no conseguir respuesta, o ver todos los vídeos tutoriales de Youtube para ver si puedes ilustrarte un poco más pero la verdad es que sólo consigues frustrarte porque entendiste menos que al principio… Lo cierto es que el proceso de aprendizaje puede llegar a ser realmente cansado, pero cuando finalmente le atinas al error que tenías, das con ese tan deseado «¡Eureka!», o aprendes lo que estabas buscando, realmente es una de las mejores sensaciones que se pueden tener.
3. Que asocien el hecho de ser autodidacta con ser hippie
«¿Eduardo decidió no estudiar para convertirse en creador de contenido? Bueno, es que él siempre fue así hippie». ¿Qué tiene que ver? No tenemos idea, pero es un pensamiento recurrente en algunas personas, como si ser «hippie» fuese algo que vaya ligado a una profesión. Los emprendedores son unas de las personas más dedicadas que podrás conocer, no tienen horario no porque trabajen poco, sino porque están trabajando todo el día, así que esa asociación inmediata no sólo es errada sino también extraña.
Los emprendedores son personas creativas que, a diferencia de alguien que va por la vida en una furgoneta sin rumbo fijo, están obligados a buscar día tras día nuevos métodos para mantener el interés del público que recibe el contenido que ellos crean, pues si deja de ser interesante, el negocio cae, así de sencillo, así que realmente el mérito que tienen estos profesionales es valioso.
4. Cuando dices que eres autodidacta creen que haces algo relacionado a un arte
Un autodidacta puede hacer muchos otros trabajos que no estén necesariamente involucrados en el mundo de las artes.
Si bien en las artes es un área en la cual es común ser autodidacta, así como algunas de sus ramificaciones creativas, como el diseño o la redacción de contenidos, para el emprendedor autodidacta es un continuo aprendizaje de todo tipo de disciplinas, como marketing, finanzas, liderazgo, redes sociales, negociación, ventas, logística, psicología…
En realidad nunca se deja de aprender, por lo que el emprendedor autodidacta, si bien quizás no estudió una carrera tradicional, posiblemente a lo largo de su vida termine estudiando y aprendiendo muchísimo más que quién sólo se licenció y de ahí se puso a trabajar.
5. Que te digan «pero tú sabes mucho para no haber estudiado»
El término «estudiar» implica adquirir conocimientos, no sólo un universitario puede considerarse estudiante, pues cualquier persona que decida aprender algo nuevo ya lo es, indiferentemente si lo aprende desde su casa o desde un puesto en un salón de clases. Esta aseveración no es sólo ofensiva, sino que también puede estar bastante errada, pues un autodidacta que investiga cada día puede conocer sobre su área mucho más que alguien que tiene colgado en su pared un par de diplomas, y también aplica de manera contraria, así que no es correcto generalizar pues todo es relativo.
6. Desconoces lo que es dormir plácidamente
Cuando uno emprende un negocio, es como su «bebé» y necesita cuidados y amor las 24 horas del día todos los días del año. Una de las lecciones más importantes y difíciles es aprender a delegar y liderar adecuadamente. Mientras tanto, pensamos que como nosotros, nadie podrá hacer esas 1.200 tareas que tenemos pendientes, por lo que finalmente, dormir plácidamente 8 horas termina siendo una utopía.
Estaremos tan cansados algunas veces que incluso llegaremos a pensar que debimos haber terminado los estudios y obtener ese diploma de Administrador, total, tendríamos seguro médico y jubilación garantizada sin tener que matarnos mucho la espalda, pero luego recordamos toda la grandeza que podemos alcanzar creando nuestro propio negocio y nos damos cuenta que no pudimos haber tomado una mejor decisión. Mientras más te cuesta, más cerca estás de alcanzar el éxito.
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Foto de cabecera: vía Elements Envato