[Colección] StartUps Exitosas

Samumed, la startup de biotecnología más valiosa del mundo ¿ha encontrado la cura al envejecimiento?

Como si del futuro viniera, la startup de la cual hablaremos esta semana parece haber encontrado, y continúa desarrollando, la cura al envejecimiento y ha alcanzado una valuación increíble de 12.000 millones de dólares a partir de la promesa de un futuro mejor. ¿Que cómo es esto posible? Continua leyendo y descubre la historia y explicación tras esta aparente maravilla moderna.

¿Qué es Samumed?

Samumed es una startup biotecnológica que adoptó una filosofía operativa basada en el objetivo de construir una plataforma tecnológica destinada a crear y modular vías regenerativas para mejorar la salud de las personas que se enfrentan a los problemas de salud que puede ocasionar el envejecimiento. Como empresa independiente, Samumed ha aprovechado la capacidad de ejecutar una visión única a largo plazo. La innovación científica sigue siendo la piedra angular de esta empresa a medida que descubren y desarrollan una amplia diversidad de medicamentos regenerativos.

Samumed adopta un enfoque novedoso para el negocio de las ciencias de la vida, que combina y equilibra las prioridades médicas, la eficiencia fiscal y la responsabilidad social.

Historia

Osman Kibar | vía Samumed

Fundada en San Diego, California en 2008, Samumed estuvo destinada a ser diferente desde el comienzo, pero para ir al verdadero origen de la startup tenemos que ir a la vida de su fundador.

Osman Kibar, es un empresario turco-americano que nació es Izmir, Turquía en la costa del mar Egeo. Desde su niñez se destacó por su inteligencia, sobre todo al asistir a el Robert College, una escuela de élite en Estambul, gracias a la cual se ubicó entre el 0.2% de estudiantes que hicieron la prueba estandarizada nacional de Turquía a los 11 años.

En el Robert College por muy prematuro que pueda sonar, fue donde Kibar se hizo amigos de quienes en un futuro se convertirían en parte de la directiva de Samumed. Luego de completar sus estudios en el Robert College, Kibar migró a California, Estados Unidos, donde estudió en la Universidade de Pomona (licenciatura en Economía Matemática), el Caltech (Ingeniería) y la Universidad de California (Doctorado en Biofotónica).

Durante esta época universitaria que duró más de 10 años, Kibar fundó su primer empresa de biotecnología, llamada Genoptix, que vendió a Novartis en 2011. Además, confundó E-Tenna, una empresa que fabricaba antenas para la industria inalámbrica que finalmente sería vendida a Intel y Titan Corp.

Kibar le diría adiós para siempre a la vida académica de California al sentir que era un eje masivo de burocracia y se mudó a Nueva York, donde trabajaría con Pequot Capital explorando e invirtiendo en empresas tecnológicas emergentes. ¿Recuerdan la mención que hicimos de sus amigos del Robert College? Pues es aquí donde se vuelve a encontrar con ellos, y aunque originalmente se reunían religiosamente cada semana para jugar basquetbol, su vida adulta se volvió cada vez más demandante y tuvieron que abandonar los juegos semanales. La vida se había convertido en algo bastante monótono para Kibar hasta que una mañana despertó completamente desencantado con su empleo y se dio cuenta que estaba atrapado en la vida de un banquero de inversión.

Cevdet Samikoglu | vía Samumed

Movido por esta perturbación, Kibar regresó a tierras californianas, exactamente San Diego, a buscar un nuevo camino. En uno de sus viajes a Turquía, Kibar se encontró con otro de sus amigos del Robert College, Cevdet Samikoglu, quien se había convertido en banquero y socio de Greywolf Capital, un poderoso fondo de riesgo de 3 mil millones de dólares.

Kibar sabía que no podía perder esta oportunidad que por casualidad o destino había encontrado en el aeropuerto de su tierra natal, así que esbozó una estrategia de inversión en la parte trasera de su boleto de avión, en la cual sólo se enfocaba en tecnología que podrían causar un verdadero impacto capaz de cambiar el mundo. Después de esta inesperada reunión en el aeropuerto, Samikoglu le ayudó a conseguir 3 millones 500 mil dólares para comenzar su propia startup.

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El nacimiento de Samumed

Esta startup nacería nada más y nada menos que en la prestigiosa incubadora de Pfizer, bajo el nombre de Wintherix (más tarde se convertiría en Samumed). Lamentablemente el contrato con Pfizer terminó en conflicto y dos años después la farmacéutica decidió no seguir adelante con los medicamentos de Wintherix, y terminarían demandándose mutuamente. Wintherix se fugaría de de las instalaciones de Pfizer en el transcurso de un fin de semana, se dice que uno de los empleados de la startup entró al edifcio 130 veces para sacar las cosas de la compañía.

Durante los juicios de Pfizer contra Wintherix, el gigante farmecéutico alegó que Kibar hizo una ronda de financiamiento que redujo su participación en la startup de un 60 a un 2.6%. A lo que Wintherix respondió que Pfizer estaba tratando de sacarlos del negocio al evitar que levantaran fondos y así pudieran comprarlos por mucho menos que su verdadero valor.

Durante la batalla por los derechos de los farmacos de Wintherix, el capital de la startup se redujo apenas a 9.000 dólares, por lo que Kibar recurrió a su cuñado, Ugur Bayar, CEO de Credit Suisse en Turquía, quien fue el principal inversionista de una ronda familiar y amistosa de financiamiento que recaudó 2 millones 400 mil dólares. En 2012, el caso se resolvió de manera exitosa para Wintherix, por lo que recibieron el derecho total de los fármacos.

Un nuevo comienzo

Anterior logo de Samumed

Como parte de un nuevo comienzo, Kibar renombró a la startup Samumed, en honor a un concepto zen; samu: meditación a través de las tareas diarias, y med por medicine.

Yusuf Yazici | vía Samumed

Durante la batalla legal contra Pfizer, Samumed ganó algo más que los derechos de sus fármacos, pues Corey Goodman, capitalista de riesgo de VenBio y ex-trabajador de Pfizer, quedó impresionado por la startup y se convirtió en consejero de Samumed y actualmente posee un puesto en la empresa. Asimismo, mientras se llevaba a cabo la batalla legal, Kibar contactó nuevamente a Samikoglu, quien no estaba haciendo nada trascendental en Turquía más allá de invertir, así que lo invitó a ayudarlo con su empresa. Samikoglu aceptó, se convirtió en el director financiero de Samumed e hizo otra inversión en la startup.

Arman Oruc | vía Samumed

Ya como parte de la junta directiva de Samumed, Samikoglu, nervioso y dudoso de lo que se había hecho al lanzarse de lleno en Samumed, llamó a otro amigo del Robert College, Yusuf Yazici, quien se había convertido en un importante reumatólogo de la New York University y le preguntó que si la ciencia de Kibar tenía algún sentido.

Luego de una conferencia telefónica que se extendió una hora y de haberse enterado de todo lo referente a Samumed, Yazici contactó a un amigo más del Robert College, Arman Oruc, afirmando que Kibar había encontrado «la pildora de Dios». Luego de que Oruc conociera más a fondo de lo que hablaba Yazici, renunció a su firma de abogados de élite Simpson Thacher & Bartlett y se convirtió en el director de asuntos legales sin titubear ni preguntar por el salario. Más tarde se uniría Yazici, como director médico de la compañía.

¿Cuál es el gancho de Samumed?

Los directivos principales de Samumed | vía HairLossTalk

Ahora bien, ¿qué había de especial en Samumed que hacía que profesionales consagrados abandonaran sus trabajos soñados para formar de esta nueva directiva sin un salario impresionante o beneficios alucinantes? La respuesta está en el cofundador y director científico de Samumed, John Hood.

John Hood | vía Endpoint News

John Hood, había inventado un medicamento para el tratamiento del cáncer que hizo que su anterior empresa, TargeGen, fuera comprada por Sanofi por 635 millones de dólares. Hood, siempre ha tenido una idea completamente distinta sobre la industria farmacéutica que se basa en que si no todos los fármacos son efectivos, es porque los métodos de desarrollos de los mismos son casi idénticos, no se diferencian en casi nada, por lo que las probabilidades de que hagan la diferencia son más bajas.

Otra cosa que destaca a Hood sobre el resto de científicos es que su objetivo era muy claro, un gen llamado WNT, exactamente una proteína, siglas en inglés para «sitio de integración sin alas» (Wingless e Int), término que proviene del hecho de que al arrancarle las alas a la mosca de la fruta (drosophila melanogaster), estas no vuelven a crecer.

Este gen es una pieza clave en el control del crecimiento de un feto en desarrollo, junto con otro grupo de genes (también proteínas) que se conocen como la Vía de Señalización WNT. Se ha demostrado que si activas los genes correctos de esta «vía» o «cadena», es posible revivir tejidos muertos, de hecho es así como algunos cánceres se desarrollan, secuestran el WNT y se desarrollan a partir de él, por lo que bloquearlo es la clave para detener el crecimiento de un tumor. A partir de este gen se han creado una serie de farmácos para la regeneración de tejidos.

Cuando se descubrió el WNT y se empezó a experimentar con él para llevarlo al mundo de la medicina, la mayoría de investigadores que trabajaron con fármacos WNT, usaron una misma línea celular con cuatro décadas de antigüedad, las cuales eran unas células de un feto, muy sencillas de usar pero un poco diferentes de las que normalmente se encuentran en los humanos en la actualidad. Es a partir de aquí que Hood hace la diferencia al utilizar una cadena celular diferente y busca células cancerígenas colorrectales que expresan WNT, y las compara con células que no expresan WNT. El estudio de estas células le tomó casi tres años.

Un secreto empresarial

¿Qué encontró Hood luego de este extenso estudio? Este es el secreto de Samumed y el gancho para que todos dejen lo que estén haciendo para unirse a este proyecto o invertir en él. Pero, ¿por qué es un secreto? La razón es que los genes no se pueden patentar y los fármacos de Samumed al trabajar con el gen WNT deben mantener sus componentes en secreto para poder tener y conservar la patente del fármaco.

Sin embargo, la polémica no se ha hecho esperar debido a esto, ya que según la comunidad científica siempre hay un costo: “Siempre hay un costo”, dice Roel Nusse, un experto en WNT de la Universidad de Stanford. “Es difícil encontrar una molécula que afecte siempre a la enfermedad, pero no a los tejidos norma­les. Para equilibrar la balanza, tienes que saber cuál es el mecanismo”.

Pero los datos sobre cualquier «precio» o efecto colateral están bajo el poder de los científicos de Samumed, mientras que los datos de dominio público son los efectos positivos que ha tenido en animales y humanos que han sido tratados de males como la calvicie y artritis exitosamente. Primeramente se realizaron estudios en animales, los resultados que arrojaron fueron positivos, pero la comunidad científica (incluyendo una de las asesoras de Samumed) los acreditó muy poco debido a que no es lo mismo resultados clínicos en animales que en humanos.

Los estudios en humanos comenzaron en pequeñas cifras. En marzo de 2016, se presentaron datos sobre el uso del medicamento contra la calvicie en 300 pacientes. Los que usaron un placebo sufrieron una perdida de cabello del 2.5%, aquellos que usaron una solución de 0.15% del medicamento todos los días, tuvieron un aumento de cabello de 9.6% y otros que recibieron una solución del 0.25% tuvieron un aumento del 6.9%.

Los especialistas en la materia desacreditaron estos resultados debido a que no fueron obtenidos a partir de grandes masas, pero para el equipo científico de Samumed, fue una revelación de que para que el medicamento surtiera efecto debía ser administrado en una dosis exacta, porque de lo contrario no se obtendría el provecho máximo o no tendría el resultado deseado.

Para el estudio del tratamiento de la artritis sólo se incluyeron 60 pacientes, y aunque fue una cantidad muy reducida, se encontró que sí había una ligera regeneración en los cartílagos y que el dolor cedía. Pero aún así, la comunidad científica no da crédito a estos hechos por las razones mencionadas anteriormente.

Pero entonces, ¿de dónde proviene la valuación de Samumed?

La gran valuación de Samumed (12.000 millones de dólares) se encuentra en los millones de personas que sufren de calvicie o artritis, y en que sus inversionistas ven algo maravilloso, capaz de cambiar el mundo con un gran potencial lucrativo. Uno de las principales creencias de los inversionistas es que aunque sea sólo un medicamento el que Samumed ponga a la venta, debido a sus increíbles efectos, las ganancias serán incalculables, y si a esto le sumamos el hecho de que el medicamento funciona mejor en bajas dosis, generando así un ahorro, se vuelve todo aún más prometedor. El mejor ejemplo es Solvadi, la cura contra la hepatitis C que ha generado más de 32.000 millones de dólares.  Por lo que Samumed podría convertirse en una de las marcas más valoradas en un futuro no tan lejano.

Otra característica de los medicamentos que los hacen aún más valiosos, es que Hood se encargó de que no fueran invasivos, es decir, sólo tratan la zona para la que son recetados, esto es un ventaja sobre la mayoría de medicamentos.

Además de los medicamentos para la artritis y la calvicie, Samumed está desarrollando medicamentos para el tratamiento de la fibrosis pulmonar idiopática, la degeneración muscular, la degeneración de los discos vertebrales, el cáncer, el Alzheimer y las arrugas. Si estos medicamentos llegan a tener los efectos deseados, la valuación de Samumed alcanzaría niveles inimaginables. Pero para esto se necesita de un trabajo arduo, ir paso por paso, síntoma por síntoma, gen por gen, para que finalmente se logre.

Para 2016 Samumed ya contaba con una valuación de 12 mil millones, gracias a inversionistas privados como la firma de capital de riesgo de IKEA. Actualmente, no se conoce una cifra más actual verificada de Samumed, ya que al ser una empresa privada conocer estos datos es imposible si la compañía no los comparte,

Desde entonces Samumed ha progresado en sus estudios los cuales han revelado su eficacia en masas más grandes y ya están incursionando en el tratamiento de la Osteoporosis, Esclerodermia, Degeneración de Discos Vertebrales, Tendinitis y Psoriasis, siendo el más prometedores de todos, el de la Osteoporosis. Asimismo, Samumed se ha convertido en la última esperanza para algunas personas que ya no hayan cómo curar sus enfermedades, uno de estos casos, es un paciente al cual están tratando, de forma experimental, para eliminar un tumor avanzado desde diciembre de 2017. Esperemos que los resultados sean positivos en este y otros casos, por los pacientes y por el futuro de la salud.

En noviembre de 2017 se anunció su colaboración con la gran marca de belleza L’Oréal para desarrollar un tratamiento antiarrugas tópico, por lo que se espera que los próximos productos de la marca sean un verdadero avance en la lucha cosmética contra el envejecimiento.

Con todos estos datos, podemos determinar que la valuación de Samumed ha incrementado considerablemente, sólo esperemos por cifras oficiales.

Samumed actualmente emplea a más de 170 personas, y tiene su sede principal en San Diego, California, donde cuenta con oficinas y laboratorios para el desarrollo de su prometedor producto, donde se encuentras cumpliendo con miles de pedidos diarios.

Nuestra crítica

Ahora bien, conociendo todo lo que hay que conocer de Samumed, se concluye con que no sólo es una Startup muy innovadora, sino que además está aportando cosas impresionantes a la ciencia. Tal vez se critique un poco por los daños secundarios que pueda generar, pero lo cierto es que las personas involucradas en este proyecto son profesionales muy bien capacitados, y trabajan arduamente día tras día para un futuro mejor, esto es muy esperanzador para nosotros. Si marcas tan importantes como L’Oreal están apostando por ellos, ¿por qué nosotros no haremos lo mismo?

Samumed es una Startup construida con esfuerzo y mucho estudio. Las personas ya están hablando de ella y sinceramente no podemos esperar para ver todos los avances que traerán en los próximos años.
Referencias:
Con información de: ScienceMag | Business Insider  | ScienceMag
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Brynner Torres

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