[2] Consejos para emprendedores

¿Cuáles son los monstruos que te impiden dar lo mejor de ti en tu emprendimiento?

A veces tenemos el mejor negocio, ese de nuestros sueños, y hemos sacrificado muchas cosas para estar donde estamos, pero de vez en cuando surge una parte negativa de nosotros mismos que nos frena a dar más o incluso nos sabotea para arruinar lo que hemos conseguido. Esa parte corresponde a nuestros propios monstruos.

Lo hemos visto en películas de terror y series de televisión, pero nada es más atemorizante que presenciarlo en nuestra vida real. El concepto de monstruos se origina como este ser espeluznante que se dedica a atacar todo lo inocente y bueno mientras que se sigue alimentando de lo malo. Eso de que en cada persona habitan algunos monstruos internos es totalmente verídico, ciertamente no podemos verlos ni tocarlos como en la ficción, pero sabemos que en algunos momentos de nuestras vidas, dejamos de ser nosotros mismos y estos monstruos comienzan a hablar desde nuestro cuerpo.

Lo notamos cuando las personas que nos rodean cambian su expresión en el rostro para dar bienvenida al temor que sienten cuando esta parte negativa se apodera de nosotros mismos, y en ese momento, somos nosotros los que más terror sentimos.

Así como hay monstruos personales para cada área de nuestra vida, también los hay para la parte laboral, esos que están constantemente tratando de sabotearnos sin siquiera darnos cuenta. En este post vamos a exponerlos para que cuando creas que está a punto de despertar la bestia, la parte positiva de ti no le permita avanzar más de lo que quiere.

El monstruo de cinco cabezas llamado «la pereza»

Foto: vía Pexels.

Ninguna sorpresa que esta bestia sea la primera en ser nombrada en este post, pues efectivamente es la más común en atacarnos en los momentos donde menos la necesitamos. Somos seres humanos y es perfectamente comprensible que sintamos que estamos muy agotados por todo lo que hacemos en nuestro día a día. Como emprendedores el trabajo lo llevamos para todos lados, aún cuando desconectamos la computadora y cerramos los ojos para dormir, nuestro cerebro siempre se mantiene en alerta porque estamos conscientes de la responsabilidad que significa ser los gestores de un negocio, así que está bien darnos un tiempo de descanso, pero espera un momento, ese descanso no puede extenderse y consumir horas productivas porque en un abrir y cerrar de ojos, la situación se nos ha escapado de las manos.

La pereza es esa voz interna que nos dice constantemente: «esto puede esperar, no seas tan perfeccionista, puedes quedarte durmiendo hoy, no salgas a hacer tus propósitos del día»… ¡Basta! Lo que se debe y puede hacer hoy, se hará hoy. En un trabajo bajo dependencia sucede lo mismo, pues no puedes ser tan irresponsable como para dejar correr los días sin tú mostrar tu productividad, y cuando eres emprendedor mucho más.

Cada día cuenta cuando estás posicionando una marca en un nivel alto, y cuando ya la lograste posicionar en el mercado, pues cada día cuenta también para mantenerte arriba. Recuerda que no eres el único que está haciendo lo que hace, allá afuera hay una competencia feroz que se alimenta de la pereza que tienes tú en cierto momento, así que cuando estés desganado, acepta lo que estás viviendo y motívate a levantarte de la cama que cuando eres emprendedor, razones te sobran para querer ser productivo en el día -y durante muchas noches también, ya estamos acostumbrados-.

El demonio del no querer hacer más

Foto: vía Pexels.

Si no estás decidido a dar el 140% de ti, entonces no estás decidido ni listo para emprender. Cualquier dueño de una marca sabe el tiempo que se requiere para materializar el sueño que siempre ha tenido de establecer un negocio propio y que además sea rentable y conocido, por supuesto. Pero nuevamente somos seres humanos, y tenemos días buenos y días malos. Para los emprendedores los días malos son aquellos donde lamentablemente y a causa de las situaciones de estrés, nos conformamos con dar muy poco de nosotros.

En el momento tú sabes que pudiste haber hecho más, que pudiste ser más persistente, pero dejas que este monstruo te domine y lo dejas así; lo peor de todo es que luego cuando lo piensas, te sientes terriblemente mal de no haber dado lo mejor de ti -que siempre está ahí y que siempre está dispuesto a aparecer-.

Las personas tenemos el don de poder ser increíblemente productivos y apasionados cuando estamos haciendo lo que más amamos. Cuando trabajamos en algún oficio que no nos termina de llenar, es entendible que no pongamos nuestro cuerpo y alma en el mismo, pero ¡este es tu emprendimiento! ¡Es tu hijo! ¿Cómo no vas a querer dar lo mejor de ti y hasta más cuando de alcanzar tus sueños se trata? Las dudas siempre van a estar ahí asomadas atormentándonos, pero en ese momento es cuando debemos recordar lo agradecidos que estamos al haber tomado la decisión de emprender, y por lo tanto entregarnos a nuestra bonita labor. Créeme, cuando pases ese mal momento vas a agradecer totalmente tu entrega hacia tu marca, pocas cosas se sienten tan gratificantes como alcanzar lo que te propones.

El espectro del miedo

En Tentulogo somos expertos en crear e impulsar marcas.

Otro terrible monstruo totalitario que parece ser el villano perfecto de tu vida. Ese que con cada buena idea que tienes, intenta asomarte todos los posibles escenarios fatalistas en los que pueden terminar tus planes, el miedo sí en un monstruo poderoso y desgarrador, pero valga la redundancia, al miedo no hay que tenerle miedo, al miedo hay que agarrarlo por los cuernos como a los toros y montarlos, en un sentido bastante metafórico. Es comprensible sentirse inundado en dudas y temores cuando tenemos nuevas ideas que nunca han sido probadas, pero en ese momento es necesario salir de donde estás y verlo en una perspectiva más grande: el miedo está sólo en tu cabeza, lo proporcionas tú mismo, entonces, ¿cómo es que te vas a sabotear a ti mismo?

Ninguna idea original nació sin miedo a la misma, pues cuando se sale de la zona de confort, lo natural es asustarse al adentrarte en lo desconocido. No podemos decirte que en tu camino del emprendimiento no vas a tropezarte con este espectro, pues seguro lo harás bastantes veces, lo que sí podemos garantizarte es que cada vez será más sencillo vencerle la batalla y prepararte para una nueva. ¿Tienes miedo de hacerlo? Entonces hazlo, esa es la dirección correcta.

La abominable inseguridad

Foto: vía Pexels.

Es curioso porque ella varía de tamaño en cada persona: para algunos, es insignificante, no es considerada ni siquiera un monstruo, pero para otros es una bestia peluda y con grandes colmillos tal cual como si hubiese salido de un cuento clásico de terror. No sólo es peligrosa para nosotros, sino también para quienes nos rodea, pues cuando las personas cercanas a nuestro círculo, ya sea la familia o miembros de nuestra empresa, nos escuchan hablar desde una posición insegura, esa misma inseguridad es transmitida inmediatamente a ellos.

Somos importantes, un pilar fundamental en nuestra marca, una voz de mando, así que tenemos la responsabilidad de tomar decisiones y demostrar que estamos seguros de lo que estamos haciendo -incluso cuando tenemos una que otra duda-. Esto le transmitirá a nuestro equipo de trabajo una mayor tranquilidad, e incluso los inspirará a atreverse a innovar también, lo cual para ti es ganancia.

No te limites a tener ideas, por muy locas que puedan sonar en un principio, es más, ¡ten muchas de esas! Seguro que los amigos de Steve Jobs se burlaron en su cara cuando decidió dejar los estudios y entregarse de lleno a una de las marcas más exitosas en la actualidad. Cuando tengas inseguridades, acéptalas y déjalas de lado, y piensa que todos los magnates que te inspiraron a emprender también comenzaron desde ese mismo lugar donde estás tú, superando los mismos obstáculos.

El monstruo que incita a no querer aprender más 

Foto: vía Pexels.

Uno de los aspectos más peligrosos y que forman parte de nosotros mismos mientras estamos emprendiendo es la falta de conocimiento en lo que estamos haciendo. Esto es terreno blando, y si no tenemos noción de lo que hacemos, así como nos elevamos podemos caernos. Es importante que sepas que nunca es suficiente cuando de aprender se trata, de hecho, siempre habrá algo nuevo que puedes conocer, y eso es totalmente fascinante. No te quedes atrás pensando en que «si lo aprendiste en la Universidad es porque eso es lo que debes hacer y nada más», para nada, hay un mundo totalmente nuevo y que cambia constantemente afuera de tu casa de estudios, y si no aprender a moverte con él, lamentablemente te quedas atrás.

Sigue alimentándote con las ganas de continuar aprendiendo, pregúntale a tus colegas, investiga, lee mucho, aprende de las experiencias de otras personas que claro que pueden servirte de algo -y te pueden salvar de llegar a cometer sus mismos errores-. Este es un camino de nunca acabar, así que lo mejor para ti es que disfrutes cada día y que te nutras de mucha información que te permita conocer lo que haces y así ver qué más puedes hacer.

El temor a desafiar la autoridad

Foto: vía Pexels.

Desde que somos muy pequeños se nos acostumbró a nunca decir nada a la autoridad, nuestros profesores, directores de colegio, incluso nuestros padres, sin importar lo muy errados que ellos pudieran estar en algunos aspectos; era como si no tuviésemos permitido expresar una opinión frente a alguna autoridad. Cuando nos siembran ideologías en una edad donde somos tan vulnerables, como la infancia, es difícil cambiar esos hábitos una vez que hemos crecido.

Conseguimos un primer trabajo que puede ser un puente fantástico para iniciar nuestro emprendimiento y en vez de mostrar actitud, asentamos con la cabeza a todo lo que pueda decir nuestro superior por temor a llevar la contraria. Pero un verdadero líder no es aquel que busca trabajadores para que lo sigan como si se tratase de Hitler, sino más bien el que espera que ellos den su opinión, lo frenen en algunas decisiones y sean participativos para que así juntos puedan llegar a un acuerdo, ese que será lo mejor para la organización en la que están trabajando. Ya sea que estés trabajando para alguien, o que seas el líder, no escuches a esos pequeños susurros en tu interior que te quieren impedir dar tu respuesta original.

La obsesión por el perfeccionismo

Foto: vía Pexels.

Revisamos más veces de lo que se recomienda y sin darnos cuenta estamos perdiendo valioso tiempo en una misma actividad.

Este monstruo puede llegar a ser realmente peligroso para nosotros. Se disfraza de buenas intenciones, de que busca lo mejor para nuestra empresa, pero en realidad por dentro comienza a consumirnos de tal manera que quedamos agotados día tras día. Hacemos un trabajo, hemos puesto el mayor de nuestros esfuerzos en lo mismo pero el perfeccionismo dentro de nosotros hace que repitamos el mismo procedimiento una y otra vez, revisamos más veces de lo que se recomienda y sin darnos cuenta estamos perdiendo valioso tiempo en una misma actividad.

Llegamos a dudar de nuestras capacidades, si en realidad somos buenos en lo que hacemos, y se crea un círculo vicioso que no acaba nunca, ¿por qué? Porque la perfección no existe. Es bueno aceptar que somos valiosos y que nuestro trabajo también lo es. A veces es mejor soltar y reconocer que lo que hacemos sí es suficiente, esto nos permitirá tener más confianza en nosotros mismos.

Obviar la repartición de tareas

Foto: vía Pexels.

En cada líder del mundo ha habitado este horrible monstruo que le impide delegar actividades a los demás integrantes del equipo de trabajo porque está convencido de que nadie más puede hacer lo que él hace. Todos tenemos desconfianza en los demás en algún momento, pero este monstruo se alimenta de esas dudas a tal punto de que ignora todo lo que pueden hacer los integrantes del equipo de trabajo porque asegura que no son tan capaces como tú para realizar las cosas.

Como consecuencia ahí te encuentras, saturado de trabajo y acostumbrando a tus trabajadores a depender siempre de ti, sin darles la oportunidad de explotar sus talentos y ser individuos capaces de conseguir cosas extraordinarias para tu empresa. Por muy difícil que sea batallar con esa voz dominante en tu interior, derrótala y aprende a silenciarla para siempre, que nada bueno trae para ti, para tu empresa o para tu equipo. Suelta y asigna responsabilidades para cada una de estas personas que están trabajando contigo por algo, al igual que tú, ellos son muy valiosos para la organización.

Llevar tu trabajo a donde sea que estés (de manera exagerada)

Foto: vía Pexels.

Todo monstruo es aterrador desde cualquier ángulo que se examine, pero al menos hay unos que aparecen esporádicamente nada más, en cambio éste es una sombra que está atada a nosotros y nos persigue a donde sea que vayamos, donde sea que estemos y en todo momento de nuestros días. Es eso que está dentro de nosotros que no nos permite desconectarnos de nuestro trabajo, que nos mantiene en todo momento pensando en el mismo y en todas esas cosas que tenemos pendiente por hacer.

Los emprendedores tienen un trabajo completo y eterno, eso es cierto, pero siempre hay que limitar las responsabilidades y poner una línea que divida el trabajo de tu vida personal. Hay un momento del día en el que tendrás que dedicar tu tiempo a tu negocio, pero también debe existir ese momento donde te desconectes, pauses el trabajo y te permitas disfrutar del tiempo libre, porque este monstruo estará haciendo todo lo posible para tratar de recordarte que no tienes permitido descansar porque aún debes trabajar.

Lo más atemorizante de este aspecto negativo de nuestras vidas es que sólo genera angustia, pues ni siquiera podemos resolver porque en el medio de la noche, cuando estamos en cama a las 3 am. pensando en todo lo que deberíamos estar haciendo, rara vez podremos hacer algo al respecto en realidad.

Los primeros años son fuertes, eso está claro, y tendrás que hacer muchos sacrificios que a veces no serán entendidos por los demás, pero todo tendrá su fruto y te permitirá contar cada vez más con un poco de tiempo. Sin embargo siempre permítete tener un respiro, ya sea a la hora de cenar, cuando vayas al cine o cuando te tomes unas vacaciones, también mereces dedicarte tiempo a ti mismo.

Es inevitable tener un lado oscuro en cada uno de nosotros, así como existe la luz existe la oscuridad y lo negativo. Es cuestión de saber detectar cuándo estas sombras quieren opacar la luminosidad y combatirlo a tiempo, vivirás una vida mejor, y podrás trabajar más tranquilo.
Referencias:
Imagen destacada: Pixabay.
Con información de: Entrepreneur | La Región | De pro consultores.
author-avatar

Valentina López Rojas

Apasionada por lo que hago. Creyente de que las oportunidades se encuentran debajo de cualquier roca.

¿Y tú que piensas?

Si el artículo te generó alguna opinión, duda o tienes otro punto de vista o sugerencia, estaremos encantados de leerte y de responderte :)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *