[7] Mentalidad, Inspiración y Motivación

Toma el control de tu vida siendo consciente del placer y del dolor

Por más sofisticada que sea nuestra mente, que lo es, muchas veces nos pasamos el tiempo sumergidos en una serie de reacciones inconscientes que tratan de alejarnos del «dolor» y acercarnos al «placer».

El problema es que muchas veces, todos esos mecanismos mentales que hemos ido programando con el tiempo, todos esos hábitos, en la mayoría de veces determinan nuestras acciones de nuestro día a día y ni tan siquiera somos conscientes de ellos.

En dichos hábitos, salvo que hayamos tenido la valentía de tratar de entender nuestra mente y hayamos hecho el esfuerzo de implementar los que nos convienen, con disciplina e intención, por lo general serán hábitos que aunque cueste reconocerlo, se basan en estímulos muy básicos en donde buscamos que todo sea lo más fácil posible, en donde tratamos de evitar el dolor y alcanzar el placer.

  • Los automatismos son muy útiles, porque con muy poco gasto energético, podemos hacer vida normal, resolviendo una gran cantidad de situaciones que si las tuviéramos que pensar en profundidad cada vez que las hacemos, sería agotador. Pero esos mismos automatismos pueden jugar en nuestra contra si no tomamos consciencia de ellos.

¿A qué nos referimos con dolor o placer?

Dolor

Con dolor, además del obvio que puede ser físico o mental (algo que nos haga sufrir), se puede también interpretar como todo aquello que nos incomoda, que nos da miedo, o que requiere de un esfuerzo extra, fuera de nuestros automatismos o nuestra zona de confort.

  • Una ejemplo sería ejercitar un músculo para que sea más fuerte. El hecho de ejercitarlo es doloroso.
  • Aprender algo nuevo también requiere un esfuerzo cerebral que de algún modo puede resultar «doloroso» (es un dolor más sutil pero real)
  • Enfrentar un miedo también nos puede generar dolor, a través del sufrimiento que supone la ansiedad.
  • Incluso pensar de manera profunda es algo que el cerebro trata de evitar, porque evolutivamente está programado para sobrevivir, para reservar la mayor cantidad de energía. Y pensar requiere esfuerzo.

Placer

Con placer nos referimos a todas aquellas cosas que nos generan, por sutil que sea, alguna sensación placentera o de satisfacción.

  • Lo más obvio asociado al placer es el sexo y todo lo relacionado con el tacto y lo sensorial.
  • Comer algo rico también puede provocar placer. O en algunas personas, comer en grandes cantidades, es decir, la sensación de llenarse.
  • En general, el cerebro suele «premiarnos» con micro placeres con detalles muy sutiles. Desde cortarse las uñas (todo lo que sea manipular las yemas de los dedos que son muy sensibles), masajear ciertas zonas, presionar la zona de los ojos, bañarnos, incluso ir al WC puede ser sutilmente placentero, porque de ello depende nuestra vida.

Pero no solo puede generar placer lo relacionado con el cuerpo:

  • Por ejemplo, recibir «Likes» en una publicación con tu foto.
  • Recibir el aplauso o el reconocimiento social ante algún logro.
  • Que otras personas sientan compasión por ti (algo peligroso sentir placer con el victimismo, pero que no deja de ser una derivación de las anteriores, es decir, recibir atención)

Los neurotransmisores y las hormonas manejan nuestras vidas

En esencia tanto hormonas como neurotransmisores se parecen bastante, ya que su función es conectar (comunicar, transmitir) e influir. Por ejemplo una neurona con otra neurona o con una célula muscular o una glándula.

Los neurotransmisores trabajan directamente en la sinapsis (separación entre neuronas) mediante impulsos nerviosos (electro-químicos), afectando únicamente a las que tengan al lado, mientras que las hormonas pueden viajar por el torrente sanguíneo, comunicando células sin importar lo lejos que estén.

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  • Por ejemplo, la mayoría de drogas no actúan sobre las neuronas en sí, sino en los neurotransmisores, haciendo que la comunicación sea más rápida o más lenta o más o menos abundante de ciertos tipos de neurotransmisores (como la dopamina), responsable del placer.

¿Cuales son los principales neurotransmisores u hormonas que influyen en nuestras emociones y estado de ánimo?

  • Dopamina. Es el principal neurotransmisor que se asocia con el placer y el bienestar. En niveles altos se suele relacionar con estar motivados, el buen humor y el deseo sexual. En niveles bajos puede llevar a desmotivación, indecisión, descenso de la libido o incluso depresión.
  • Serotonina. Se suele asociar con la serenidad, el bienestar, el auto control y el optimismo. También favorece la autoestima, la concentración, la paciencia, la sociabilidad y el control del estrés. Es la responsable de un «ego» fuerte y seguro. Tener bajos sus niveles pueden generar agresividad, impulsividad, fluctuaciones del humor, irritabilidad, ansiedad, insomnio, depresión, migraña, dependencia (drogas, alcohol) y bulimia. Hacer ejercicio y comer saludable te puede ayudar a elevar sus niveles de un modo positivo.
  • Oxitocina, también conocida como la «hormona del amor», se segrega en altas cantidades en el parto y la lactancia. También tras un orgasmo o en situaciones más cotidianas (o extraordinarias) con otras personas con las cuales compartimos experiencias emocionales. Influye en nuestros comportamientos sociales, sentimentales, patrones sexuales y la conducta parental, así como en la formación de vínculos emocionales.
  • Hay muchas más, como la adrenalina, noradrenalina, epinefrina… pero este artículo no trata de explicar cada una de ellas, si no de entender que existen una serie de químicos en nuestro cerebro que se segregan o se inhiben en base a ciertos «disparadores».
  • No queremos que te pongas a pensar en si lo que estás teniendo o necesitando es uno u otro neurotransmisor, sino que identifiques de un modo íntimo, personal y subjetivo, las emociones que gobiernan tu vida y cuales son sus desencadenantes.

Causa y efecto

Tal y como explicamos en nuestro artículo «Las 9 claves [reales] del éxito. Puede que duela (y que te guste)» en una conferencia le preguntaron a Tenzin Gyatso (actual Dalái Lama), cómo él manejaba el enojo.

  • El Dalái Lama concluyó diciendo algo muy interesante: El enojo proviene de la frustración y la frustración proviene del miedo.

Se podría decir por lo tanto que el miedo afecta a nuestros niveles de serotonina. ¿o quizás nuestros niveles de serotonina afecta en cómo percibimos lo que nos pueda provocar miedo?

Nuestra intención no es que trates de ponerle una etiqueta electroquímica a lo que te ocurre, sino que ante todo, enciendas la luz de la consciencia:

La atención y la consciencia de uno mismo/a

El mejor modo de profundizar en todo esto es la atención. Ser conscientes de nuestras emociones, de nuestro estado de ánimo. Analizar cuales han sido los «detonantes» de ciertos químicos para potenciarlos o neutralizarlos.

¿Te imaginas poder llegar a «pilotar» tu cerebro pudiendo pulsar los botones o mover las palancas que te lleven en la dirección emocional deseada?

Ser conscientes es tomar las riendas de nuestra mente. Con entrenamiento, podrás activar o desactivar ciertas reacciones con solo pensarlas.

En este punto es muy útil comprender que el proceso mental es:

  • Pensamientos > Emociones > Acciones > Resultados

Nuestros pensamientos, ya sea que surgen por lo que ocurre en el exterior (reacción) o lo que ocurre en nuestra imaginación (creación) son los que desencadenan ciertas emociones (electro-química). Dichas emociones nos provocarán, por ejemplo, motivación o pereza, optimismo o pesimismo, alegría o tristeza, miedo o euforia. Es decir, influyen en nuestras decisiones y por lo tanto en nuestras acciones.

Y como ya podrás deducir, nuestros resultados dependen totalmente de nuestras acciones.

  • Siendo consciente podrás comprender el origen de tus emociones, relativizarlas (ponerlas a un lado, para que no te hagan ir en búsqueda del placer o escapando del dolor) y con ello, tomar decisiones más racionales y convenientes.

¿Circulo Vicioso o Virtuoso?

De cómo manejes tus emociones puede surgir un círculo vicioso o un círculo virtuoso, dependiendo si es negativo o positivo, ya que en base a nuestras acciones y nuestros resultados será que obtengamos un «premio» o un «castigo» emocional que refuercen una determina dirección.

Si bien de inicio puede costar mucho esfuerzo y dolor cambiar ciertos hábitos, costumbres o creencias arraigadas, una vez se consigue, los nuevos hábitos pasan a ser placenteros y satisfactorios, por lo que retroalimentarán de un modo positivo tu nuevo camino.

Y una vez lo conviertes en un círculo virtuoso, podrá funcionar sin esfuerzo ya que pasará a formar parte de ti. No tendrás que nadar contracorriente sino que fluirás en la nueva dirección.
Imágenes de Envato Elements.
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José Vicente Rojo

CEO y fundador de Tentulogo. Soy consultor experto en branding. Apasionado del diseño, el marketing, la publicidad, los negocios y sobre todo, los emprendedores. Me encanta el color rojo, básicamente porque es mi segundo apellido, ya que no tiene un sustento racional tener predilección por unas longitudes de onda del espectro electromagnético interpretadas emocionalmente por nuestro cerebro.

¿Y tú que piensas?

Si el artículo te generó alguna opinión, duda o tienes otro punto de vista o sugerencia, estaremos encantados de leerte y de responderte :)

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